El pasado mes de mayo cumplió su primer año nuestro
peque más grandullón. Y mi regalo de cumpleaños para este bombón
fue una pelota de lo más colorida y suave. Está rellena de forma que la pueda
coger muy bien y, al mismo tiempo, un poco blandita porque este caballerete
todavía es un pequeñín y no queremos que se haga daño.
Y, para que jugar a lanzar la pelota sea aún
más divertido, le he añadido al relleno una especie de sonajero que emite un
tintineo de lo más dulce.